Precalienta el horno a 325F (160 C). Si tienes ventilador, úsalo para que las hojas se deshidraten más rápidamente y de manera uniforme.
Lava las hojas de kale, y quítales el tallo. Corta las hojas en trozos pequeños.
Seca bien las hojas. (Yo uso una centrifugadora para ensaladas para secarlas bien y rápido).
Reparte las hojas de kale sobre una bandeja del horno en una sola capa. (Suelo preparar la bandeja con una hoja de papel de horno para protegerla).
Pulveriza el kale con una ligera capa de aceite de oliva virgen extra. Solo debes cubrir ligeramente el kale con aceite en spray. Un exceso de aceite puede dejarlos blanditos.
Después de unos 10 minutos, empieza a vigilar bien el kale. Algunas hojas probablemente habrán empezado a dorarse, especialmente en los bordes. Mira primero los trozos pequeños porque suelen secarse antes. Saca los trocitos que ya estén crujientes. Mete el resto de kale en el horno de nuevo hasta que se seque completamente.
Cada pocos minutos, comprueba los chips de nuevo, sacando del horno las que ya estén crujientes y dejando el resto hasta secarse por completo. Sigue el proceso hasta que no queden hojas en la bandeja.
Espolvorea el kale crujiente con una generosa ración de gomasio. El gomasio que uso es bastante salado y tiene suficiente sabor para no tener que añadirle nada más, pero también se le puede añadir sal, pimienta y otras hierbas y especias al gusto.
Estos chips están mejor cuando se consumen inmediatamente, pero también se pueden almacenar en un recipiente herméticamente cerrado durante varios días. (En este caso es MUY importante que estén completamente deshidratados para evitar el crecimiento de moho).