Deja los garbanzos en remojo toda la noche o al menos durante varias horas. Se duplicarán en tamaño.
Escurre y enjuaga bien los garbanzos. A continuación, añádelos a un procesador de alimentos junto con la cebolla picada, los dientes de ajo, el perejil, la sal, el comino, la cúrcuma, la pimienta negra y la cayena (guindilla).
Procesa los ingredientes hasta obtener una pasta fina. De vez en cuando pasa una espátula por los lados del procesador para que se procese toda la masa por igual.
Echa un poco de aceite para freír en una sartén, y comienza a calentarlo a fuego medio.
Mientras el aceite se calienta, forma los falafel ya sea usando las manos mojadas para formar unas pequeñas "hamburguesas," o usando dos cucharas para formar el falafel. Yo suelo usar el método de las dos cucharas para no ensuciarme mucho y para que no sean demasiado grandes. Los falafel más pequeños se cocinan mejor y también son más fáciles de trabajar sin que se te rompan.
Si te cuesta formar el falafel, primero intenta pasarlo más tiempo en el procesador de comida. Puede que la mezcla no sea bastante fina. Si todavía te cuesta, siempre se le puede agregar un poco de harina y/o algún huevo, dependiendo de tu dieta, para ayudar a hacer una mezcla más fácil de trabajar.
Después de formar todos los falafel, solo queda freirlos en el aceite hasta que se doren por ambos lados.