Prepara una bandeja del horno con una hoja de papel del horno o ligeramente engrasada para que no se peguen las tiras de calabaza.
Pela y corta la calabaza en rodajas de 1 cm de grosor. Ten cuidado al pelar la calabaza ya que puede ser difícil de cortar. Puedes utilizar un pelador de verduras o pelarla con un cuchillo. Para hacerlo, corta la calabaza por la mitad para obtener una base sólida y luego con el lado cortado hacia abajo sobre una tabla de cortar (para mantener la calabaza estable) quita la piel con un cuchillo afilado cortando desde arriba hacia abajo.
Corta las rodajas de calabaza en tiras de 1 cm de ancho.
Mete el aceite de oliva en un bol con las tiras de calabaza. Arregla bien hasta que las tiras de calabaza estén completamente cubiertas con aceite de oliva.
Coloca las tiras de calabaza en la bandeja preparada en una sola capa, manteniendo un pequeño espacio entre cada una si es posible. Sazónalas ligeramente con sal, pimienta, y/o cualquier otra combinación de azúcar o especias que quieras.
Mete la bandeja en el horno en la parte superior cerca de la parrilla y ásalas a fuego alto hasta que empiecen a dorarse y ponerse crujientes por fuera.
Retira la bandeja del horno y dále la vuelta a las tiras de calabaza. Mete la bandeja de nuevo y sigue asandolas hasta que estén crujientes.
Si ves que las tiras de calabaza se ponen negras, pero se quedan demasiado duras, puedes bajar la bandeja un poco y bajar el fuego. Continúa horneando hasta que alcancen la consistencia deseada.
Retira la bandeja del horno y espolvorea las calabazas fritas con más sal, pimienta, y/o otras hierbas y especias al gusto.