Lava y pela la remolacha fresca y córtala en rodajas finas. Puedes utilizar un procesador de alimentos para cortar la remolacha rápidamente en rodajas uniformes.
Seca las rodajas de remolacha en un deshidratador de alimentos, un horno de convección a fuego lento o fuera al sol cubiertas con una red para alejar a los insectos.
Una vez secas, se pueden comer así o guardarlas hasta que quieras hacer la remolacha en polvo...
Para hacer la remolacha en polvo, sólo hay que moler las rodajas secas en un procesador de alimentos potente, o usar un molinillo de café como hago yo.
Cuando más fino se hace, más brillante se hace el color. Para hacer un colorete casero y para otros usos cosméticos, es importante obtener un polvillo muy fino. Para mí la mejor manera de conseguirlo es molerla con un molinillo de café hasta que el polvo se acumule en la tapa del molinillo. Ese polvo que se acumula en la tapa es la más fina y suele ser perfecto para usos cosméticos. Yo lo quito de la tapa con un pincel.
Guarda el polvo de remolacha en un recipiente hermético para mantenerlo fresco durante más tiempo.