Prepara un molde para pizza untándolo con aceite de oliva, aceite de coco o grasa animal. Para una pizza rectangular, prepara una bandeja de horno con esa forma y engrasa el fondo y los lados.
Coloca los ingredientes en el siguiente orden en una batidora de alta potencia: los huevos, el aceite de oliva, las almendras (o 1 taza y medio de otros frutos secos remojados), hierbas aromáticas, sal marina y stevia.
Mezcla a velocidad media-alta hasta que se haya formado un puré suave y bien mezclado.
Tamiza los ingredientes secos restantes en un bol pequeño: las semillas de chia molidas, la harina de coco, las semillas de linaza molidas y el bicarbonato.
Añade esos ingredientes secos a la batidora y rápidamente procesa la mezcla hasta incorporarlos completamente y de manera uniforme. (Si tu batidora no tiene la fuerza suficiente, lo puedes completar a mano.)
No dejes que se espese la mezcla en el vaso de la batidora. Inmediatamente vierte la mezcla en el molde preparado, formando un círculo y alisando la superficie con una espátula mojada en aceite. Alternativamente, puedes verter la mezcla en una bandeja de horno preparada, extendiendo la masa uniformemente de forma rectangular.
Hornea la masa durante 15 a 20 minutos, hasta que los bordes se van secando y el centro se hincha un poco.
Retira la masa e inmediatamente coloca tus ingredientes favoritos encima: salsa casera de tomate, salchichas, jamón o beicon ligeramente cocidos, queso, queso feta, queso de cabra rallado, queso Ricotta sin lacteos (receta en el libro), cebollas salteadas, pimientos, aceitunas , ajo fresco, calabaza o calabacín cocido, etc.
Hornea la pizza durante 20 minutos adicionales, hasta que los bordes tomen un color marrón no demasiado oscuro y el queso se haya fundido.
Opcionalmente después de sacarla del horno, puedes cubrirla con jamón serrano, tomates y albahaca fresca antes de servirla.