Dejarlas en remojo toda la noche. Este paso es opcional, pero se ablandan un poco y después es más fácil manipularlas.
Corta cada vaina hasta llegar al centro, donde están las semillas.
Retira las semillas. Puedes deshacerte de ellas o guardarlas para alguna manualidad. (Tengo algunas ideas.)
A medida que las vayas vaciando, colócalas en una bandeja para hornear. Cuando hayas terminado de limpiar todas las vainas, sécalas en el horno a temperatura baja durante varias horas.
Una vez completamente secas, muélelas hasta obtener harina. Yo usé mi procesador de alimentos y luego conseguí convertirlas en un polvo fino con mi molinillo de café.