Toma cada tira de beicon y enróllala en forma de rosa. Si las tiras de beicon son anchas, harás rosas de aspecto más delicado y realista cortándolas por la mitad a lo largo antes de comenzar a enrollarlas.
Para que se vean más reales, déjalas un poco sueltas y deja que los bordes se doblen a veces sobre sí mismos. Yo utilicé el borde con la grasa en la parte superior de la rosa y eso funcionó bien.
Coloca las rosas de beicon en pequeños moldes para magdalenas o bandejas de silicona en forma de cubitos de hielo para que mantengan su forma mientras las horneas. Utilicé mis bandejas de cubitos de hielo de silicona, y eran del tamaño perfecto para sostener las rosas. Si estás utilizando pequeños moldes para magdalenas para sostener las rosas de beicon, es posible que debas agregar papel de aluminio a los recipientes o usar palillos de dientes para mantenerlas en su lugar.
Sigue revisándolas para asegurarte de que no se caigan ni se quemen. Hornea las rosas de beicon hasta que estén doradas y crujientes. Si se queda poca hecha la parte de abajo, puedes darles la vuelta a la mitad de la cocción para que se cocine mejor. (Se ve como lo hago en el vídeo)
Lava y seca las hojas de espinaca baby y comienza a organizarlas, hacia arriba, en pequeños grupos de hojas en las que colocarás las rosas de beicon.
Corta las fresas y luego corta una pequeña cuña en el centro para que parezcan corazones. Córtalas por la mitad, formando dos corazones de fresa de cada una, o puedes cortarlas más finitas para hacer más corazones con cada fresa.
Coloca estratégicamente tus rosas de beicon y corazones de fresa en la cama de espinacas baby y habrás creado una hermosa ensalada.
Rocía la ensalada con una reducción balsámica y aceite de oliva o aceite de coco, al gusto. ¡Buen provecho!